Muchos cazadores de fantasmas que creen firmemente en la existencia de seres paranormales, encuentran su prueba en la física moderna.
En concreto, en la física de Albert Einstein, una de las más grandes mentes científicas de todos los tiempos,ya que el ofrece una base científica para la realidad de los fantasmas.
Una búsqueda reciente en Google hizo aparecer casi 8 millones de resultados que sugieren un vínculo entre los fantasmas y el trabajo de Einstein sobre la conservación de la energía.
Esta afirmación es repetida por muchos expertos en el campo. Por ejemplo, el investigador John Kachuba en su libro "Ghosthunters", escribe: "Einstein demostró que toda la energía del universo es constante y que no puede ser creada ni destruida. ... Así que lo que pasa con esa energía cuando morimos? Si no puede ser destruida, debe entonces, según el Dr. Einstein, transformarse en otra forma de energía. ¿Cuál es esa nueva energía? ... ¿Podemos llamar a esa nueva creación ,fantasmal? "
Esta idea aparece y se presenta como evidencia de fantasmas en casi todos los sitios web de temática paranormal.
De hecho, la respuesta es muy simple, y no todo es un misterio. Después de que una persona muere, la energía de su cuerpo va a donde la energía de todos los organismos "va después de la muerte: se integra de nuevo al medio ambiente.
Cuando un ser humano muere, la energía almacenada en su cuerpo se libera en forma de calor, y se transfieren a los animales que nos comen (es decir, animales salvajes, si nos quedamos sin enterrar, o gusanos y bacterias si estamos enterrados), y a las plantas que nos absorben. Si somos incinerados, la energía de nuestro cuerpo se libera en forma de calor y luz.
Cuando comemos plantas y animales muertos, estamos consumiendo su energía y su conversión para uso propio.
El alimento es metabolizado cuando se digiere, y las reacciones químicas liberan la energía que el animal necesita para vivir, moverse, reproducirse, etc., la energía no existe en la forma de una bola brillante y fantasmal de energía electromagnética, sino más bien en forma de calor y energía química.
Muchos cazadores de fantasmas dicen que pueden detectar los campos eléctricos creados por los fantasmas. Y si bien es cierto que los procesos metabólicos de los seres humanos y otros organismos en realidad no generan un nivel muy bajo las corrientes eléctricas, éstas ya no se genera una vez que el organismo muere.
Debido a que la fuente de la energía se detiene, se detiene la corriente eléctrica ( al igual que una foco se apaga cuando se apaga la electricidad corriendo en el mismo).
La mayor parte de la "energía" que cualquier persona muerta deja toma años para volver a entrar en el medio ambiente en forma de alimentos, y el resto se disipa poco después de la muerte, y no en una forma que puede ser detectado años más tarde con el popular dispositivo caza-fantasma como el campo electromagnético (CEM) de los detectores.
Los fantasmas de hecho pueden existir, pero tampoco Einstein ni sus leyes de la física sugiere que los fantasmas son reales.